Guanajuato es una ciudad de calles llenas de magia que nos invita a descubrir los rincones de su exquisita arquitectura colonial. Guanajuato es conocido como el corazón del país, una identidad mexicana con matices de arte, cultura e historia.
Sin lugar a dudas, un atractivo turístico que es posible contemplar tanto de día como de noche. Ciudad que rebosa de atractivos escenarios y construcciones con un auge minero.
Les cuento que viajar a Guanajuato, siempre había estado en mi lista de viajes que realizar. Absolutamente todo me llamaba la atención de aquel pequeño sitio, la arquitectura, sus escenarios, la historia y sus leyendas. Todo. Así que cuando tuve la oportunidad de viajar a tan hermosa ciudad, no lo pensé dos veces y me fui.
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Salimos a las 6 de la mañana desde el puerto de Veracruz, el tiempo estimado del trayecto estaba pensado de ocho horas pero cuando pasaron las ocho horas nosotros apenas íbamos a la mitad del camino. Un viaje que de ocho, resultaron ser once horas hacía nuestro destino.
Déjenme decirles que durante mi visita a tan bella ciudad. Comí en un restaurante especializado en pizzas y pastas conocido como La Capellina, de ante mano les comento que las pastas saben mejor en casa, aún no puedo entender por qué es que es insípida en restaurantes que dicen ser especializados en pastas. En cuanto a la atmósfera del lugar, era agradable y la atención que nos brindaron fue atenta.
Al estar ubicado en el centro de Guanajuato nos permitió observar el lugar y caminar por sus emblemáticas calles. Entramos a una de las populares dulcerías, La Catrina, lugar en el que encontramos una vasta cantidad de dulces y bebidas típicas y unos cuantos que han sido confeccionados para hacerlos como algo tradicional de la región.
Cuando comenzó a anochecer caminamos con dirección a la Universidad de Guanajuato, lugar en el que comenzaría nuestro recorrido acompañado de las leyendas e historias de la ciudad. Nos compartieron el significado del nombre Guanajuato; "Lugar donde cantan las ranas". Nuestra idea era tomar el recorrido sin ningún contratiempo, pero la lluvia no dejaba de sorprendernos. Durante el trayecto hicimos parada en una Iglesia de las más importantes. Visitamos el callejón del beso y por supuesto escuchamos acerca de la leyenda que es considerada como una de las joyas de Guanajuato, presenciamos las tradicionales callejoneadas que consisten en narrar leyendas o bromas guanajuatenses, con una vestimenta de gala antiguo, instrumentos de cuerda que se disfrutan a lo largo del camino.
Para el día siguiente nuestra visita sería en el viñedo Camino D´Vinos Guanajuato, sitio en el que realizamos una cata después de haber escuchado todo lo referente al cultivo de la uva. Les cuanto brevemente que yo esperaba encontrarme con un viñedo como los que salen en las películas, sin embargo, en la temporada en la que fuimos apenas comenzaban a crecer los cultivos.
Posterior a ello, en nuestro último día, visitamos la Tequilera Corralejo-Ex Hacienda Corralejo, el cual recorrimos y realizamos una cata acompañada con queso de oveja. No soy fanática de las bebidas alcohólicas, pero en cuanto al queso les aseguro que estaba exquisito. Tiene un sabor fuerte pero agradable y la textura se le parece a la del queso Gouda.
En cuanto a la comida. No tengo mucho de qué hablar. Después del recorrido nos ofrecieron platillos tradicionales: el popular rabo de zorra; que consiste en caldo de res con cebolla, cilantro, jitomate y xoconostle. Una porción de carne, servida con frijoles refritos, flor de calabaza y arroz blanco acompañado por tortillas hechas a mano y de postre la capirotada con mermelada de tomate.
De seguro faltaron muchos rincones que conocer de tan emblemática ciudad. Los cuales espero recorrer en mi próxima visita.
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